sábado, 21 de enero de 2012

ASCENSIÓN AL MACIÉDOME

  Un invierno tardío nos obligó a cambiar nuestros planes; habíamos pensado en una raquetada por Ándara pero la falta de nieve nos llevó al Parque de Redes en una decisión de última hora. El elegido fue el Maciédome (1.899m) también llamado Pandona, la segunda altura del Cordal de Ponga después del Tiatordos.
 La ruta la empezaremos en Pendones; un pueblo de Caso y punto de partida de varias rutas que se internan en Redes.

 En Pendones (790m) nos preparamos para la ruta. Habíamos oído hablar de "Nilo", el perro del bar del pueblo, guía voluntario para muchos montañeros que suben al Tiatordos o al Maciédome; ese día tuvimos suerte y nos adoptó como grupo para toda la jornada.

 Parte del grupo se despistó guiados por Nilo en dirección al Tiatordos, aunque la primera parte de las rutas puede ser común, nosotros habíamos decidido empezarla por otro camino. Tras esperar un buen rato, nos reagrupamos y salimos de Pendones cruzando el puente sobre el río. 

 Dejamos Pendones a nuestra espalda y comenzamos el ascenso por la pista hormigonada de La Gargaxa.

 Seguimos por ella hasta un punto en donde encontramos un senderín a nuestra izquierda marcado con un hito. Conviene ir atentos pues es fácil pasarse y seguir por la pista que también nos llevaría al Maciédome pero por un camino más largo y sobre peor terreno.

 El tramo de pista pasa por la vega y prados de la parte alta de Pendones: praderas, cabañas y ganado hasta llegar a los bosques de la parte media de los valles. Un paisaje común a tantos pueblos de la montaña cantábrica.

 La senda nos sube a través de un bosque de robles, acebos y en seguida las primeras hayas.

 Superado el bosque pasamos a una zona de monte bajo y piornal con algunos ejemplares de acebos y hayas.

 En seguida llegamos a la Majada La Gargaxa, pequeña, con fuente (ese día estaba seca) y con alguna cabaña en buen estado. Desde aquí nos orientamos y buscamos la senda que nos llevará a la Majada Llagu.

 En este tramo por debajo de nosotros (tirando de zoom) asoman entre la niebla la majada de la Llana Fresnu y la collada Bustantigu.

 Por encima de la majada La Gargaxa está la majada de Llagu (1.533m) que se encuentra en una collada; en ella sólo quedan las ruinas de unas cuantas cabañas.
   
 Desde aquí el camino es directo hacia el Maciédome; su cumbre todavía no la vemos por la niebla que está por encima de nuestras cabezas lo que nos desorienta y en un principio no damos con la senda. Si nos hubieramos fiado de Nilo no habríamos perdido la ruta, desapareció cuando nos despistamos y reapareció al encontrar el camino correcto. Así llegamos a una cresta, en el momento en que se abre un claro y vemos por primera vez La Pandona. Desde allí localizamos el camino a la cumbre, no sin antes rodear toda su base para cogerlo y así llegar a la ladera por donde se ve fácil el acceso a la cima, aunque todavía tendremos que salvar 400m de desnivel.

 En el comienzo del ascenso atravesamos un canchal. La senda, ya muy pisada y con muchos hitos va tomando altura y se hace muy pindia en la parte final. 

 Estamos en la cumbre (1.903m). La cima forma una cresta con otros dos picos algo más pequeños que el central, donde está el buzón. 

 Hacia el este, en lo más alto del horizonte, Picos de Europa.
 

Después de la comida y la foto de cumbre nos lanzamos al descenso.

 La niebla en ese momento estaba estancada en la parte más alta de la sierra, pronto atravesamos su nivel inferior y tomamos la senda que nos llevó a la cima, esta vez sin pérdida. Al fondo del canchal por la izquierda de la foto se ve la majada de Llagu adonde nos dirigimos.

 En el descenso, hacia el noreste, el Tiatordos con la cima tapada por la niebla.

 En la majada de Llagu decidimos tomar una dirección diferente a la de la subida y giramos hacia el noreste para coger las campas de la majada Recuencu (1.350m), una pradera con fuerte desnivel que nos deja en un hayedo tras el que llegaremos a la foz del Congostín. En la parte final de la majada destaca un refugio de caza entre algunas ruinas de cabañas.

 Entramos en el hayedo. Éste está orientado al norte. lo que favorece la presencia de abundante musgo en las rocas y la corteza de las hayas.

 Tras el hayedo, la Foz del Congostín.

 Y finalmente la llegada a Pendones.